La respuesta es sencilla, los vecinos de Miraflores con nuestros votos. Pero ¿quién elige a los que se presentan para alcalde o concejal del PSOE? También aquí la respuesta es sencilla, los afiliados al partido en Miraflores. Esto quiere decir que, los más de 1200 votantes de Miraflores, que depositaron su confianza en el PSOE hace ya más de 3 años, votaron a una lista decidida por una cuarentena de afiliados. Una lista que apenas se conoce con unas pocas semanas de antelación y en la que no siempre se conoce a sus componentes.
Ciertamente en unas elecciones municipales, especialmente en municipios pequeños, como el nuestro, podría parecer que se vota más al candidato que al partido, pero eso no es del todo cierto. Hay una gran parte de electores que vota las siglas, con la consiguiente correspondencia con el resultado de elecciones autonómicas y nacionales, o por el trabajo desempeñado por un partido político en esa localidad.
Desconozco qué porcentaje de votantes vota una lista por las siglas, por los candidatos, por el programa, por desapego o por castigo a otras formaciones o por el trabajo desempeñado. Probablemente haya de todo un poco y, dependiendo de las circunstancias, unas cosas tengan más peso que otras. En todo caso, casi todos los candidatos que creen que las elecciones las ganan los candidatos y que los partidos no tienen nada que ver, se presentan apoyados en siglas de partidos con presencia nacional. Eso sí, utilizan esa excusa para realizar una política personalista desvinculándose del partido político por el que se presentaron, o incluso, a veces, para tomar control de las estructuras del partido evitando así cualquier posible crítica.
Todo lo anterior viene a propósito de la información que hemos conocido acerca de la intervención de Francisco Granados (y sus compinches) en la agrupación socialista de Valdemoro. Mediante la infiltración de militantes consiguió manipular las listas que presentaba el PSOE para el ayuntamiento de Valdemoro.
Esta información revela la tremenda importancia que tiene el hecho de estar afiliado al partido político con el que compartes valores y contenidos programáticos. Estar afiliado te permite tener voz y voto en asambleas, postularte para formar parte de los órganos internos del partido, decidir en la elaboración de los programas electorales, en la vida interna del partido y la elección de candidatos y candidatas. Cuando no hay primarias abiertas, son solo los militantes los que votan las listas que se presentan.
No obstante lo anterior, demasiadas veces, especialmente en municipios grandes o para las listas autonómicas o gubernamentales, son otras instancias las que deciden, pero eso es otro tema sobre el que ya escribí hace unos meses.
Parece que la percepción más generalizada que los ciudadanos tienen de los partidos políticos es que son organizaciones opacas, inmovilistas y cerradas que exigen obediencia absoluta a sus miembros para beneficio de los dirigentes (esa casta tan de moda actualmente), casi como una secta. Soy de la opinión de que, en gran medida, y sin ser completamente cierta, esta percepción no está tan alejada de la realidad como a muchos militantes nos gustaría. También es cierto que en algunos partidos más que en otros.
Algunos creemos que merece la pena entrar en un partido con la idea de reformarlo por dentro, de modernizarlo, de hacerlo más transparente y participativo, de adaptarlo, en definitiva, a los tiempos actuales. Doy fe de que no es tarea sencilla pero cuantos más seamos, más conseguiremos. No debemos olvidar que la participación requiere implicación. Si no, será como los votantes que deciden abstenerse en las elecciones, con ello no castigan a nadie, tan solo deciden que otros, los que sí votan, decidan por ellos.
Félix Santos (FS)
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