A veces los miembros de un partido político tendemos a parecernos más a hinchas de fútbol, que acuden a un campo de fútbol (lo ven por la tele o lo escuchan por la radio) con el único interés de que gane su equipo sin importar si lo ha hecho bien o mal, si ha sido un resultado justo o injusto.
Aun a riesgo de simplificar en exceso, un partido político no es más que una asociación de personas, los militantes, con ideales similares que perseguimos cambiar la realidad de acuerdo a nuestra ideología compartida.
Los militantes debemos ser activos, críticos y exigentes para tratar de conseguir ese fin compartido. Por esta razón debemos tener la responsabilidad y la posibilidad de decidir. Las primarias socialistas son un buen ejemplo del camino que hay que recorrer pero que apenas estamos empezando.