domingo, 15 de febrero de 2015

Una rotonda para decir adiós a 30.000 €

Soy una de las muchas vecinas de Miraflores de la Sierra que bajo a Madrid, todos los días, por motivos laborales. Desde hace un mes he podido observar las obras que se están realizando en la “glorieta del AVE”.  Ese monumento que nos recuerda, cuando volvemos, que ya estamos en Miraflores y, al mismo tiempo, nos despide con un “Hasta pronto” cuando abandonamos el pueblo. Desde mi punto de vista, el actual monolito se nos presenta como una piedra sin sentido para los tiempos que corren. No pongo en duda la belleza del monumento pero sí su poca utilidad pues, considero que no se trata de una inversión sino de un gasto, al cual, no le encuentro sentido. 

Todos los que aquí vivimos llevamos mucho tiempo escuchando o leyendo  lo mal que lo está pasando el Ayuntamiento, el préstamo que ha tenido que pedir para pagar las facturas pendientes, lo que nos va a costar pagar estos créditos, etc. Así, el famoso “no hay dinero” se ha convertido en un “lema” más que escuchado por todos nosotros. Estos argumentos han servido durante muchos años para decirnos que no se podía hacer o mejorar esto y aquello.

Con esta situación, que el Ayuntamiento gaste 30.000, más mano de obra, en una rotonda, me parece digno del especial sobre el despilfarro de dinero público en rotondas que está preparado el Objetivo de Ana Pastor en la Sexta.

Considero que este dinero se podría haber gastado en muchas otras cosas, como en las obras necesarias para abrir la ampliación de la residencia, pendiente de una subvención que no llega nunca, en actividades extraescolares o de apoyo para los colegios, en sustituir o revisar la caldera de las instalaciones de secundaria para que nuestros hijos no tengan que volver a dar clase con el abrigo puesto, en reponer algunos contenedores de residuos que están en muy mal estado, etc. Seguro que a todos nosotros se nos ocurren muchas ideas, bastante mejores, para gastarnos esos 30.000 €, sólo hace falta preguntar a los vecinos o recordar todas esas veces que se nos han dicho “No es posible porque no hay dinero”.

Carmen LLedín (CLL)

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